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Europe Tour 2025: De Bucarest a Milán


El pasado 26 de junio arrancó una nueva y esperada edición del Europe Tour, el evento más emblemático de 6to6 Motor, una experiencia donde la pasión por la conducción, el estilo de vida premium y la comunidad se entrelazan en una aventura irrepetible. Este año, el punto de partida fue Bucarest, donde comenzó un recorrido de más de 3.000 km a través de algunas de las carreteras más espectaculares del continente, con dos objetivos muy claros: conquistar la Transfăgărășan y la Transalpina, auténticos templos del asfalto.



Día 1 – Bienvenida en Bucarest: el reencuentro de los Sixters


Los Sixters, fueron llegando desde distintos puntos de Europa para reunirse en la capital rumana. El equipo de 6to6 Motor los recibió en el aeropuerto para trasladarlos al hotel JW Marriott, punto de encuentro y cuartel general del inicio del tour. Allí les esperaba un elegante cocktail de bienvenida, donde se entregaron los kits de acreditación y los tradicionales obsequios, entre los que destacaban las camisetas temáticas que los acompañarían durante las jornadas más simbólicas.


Fue una tarde de emociones encontradas: reencuentros entre veteranos y primeras impresiones para los rookies, los debutantes. La cena, libre, permitió a cada uno descubrir Bucarest a su ritmo, calentando motores para lo que estaba por venir.



Día 2 – El rugido comienza en Snagov


El segundo día llegó uno de los momentos más esperados: la recogida de los vehículos. Transportados desde España, los coches fueron dispuestos de forma espectacular en los jardines del Palacio de Snagov, en las afueras de la ciudad. Nada iguala la sensación de ver 85 superdeportivos alineados bajo el mismo cielo: desde tres imponentes Lamborghini Revuelto hasta dos exclusivos Ferrari SF90XX, pasando por un amplio contingente de Porsche 992 GT3 RS y varios Ferrari 296, los modelos más repetidos de esta edición.


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En este enclave majestuoso se realizó la entrega de llaves, un instante casi ceremonial. A continuación, los participantes se pusieron al volante y se dirigieron en caravana al restaurante Áncora, junto a un lago en Bucarest, para disfrutar del primer almuerzo en grupo, acompañados por prensa nacional que quisieron dejar constancia de la llegada a Bucarest de los sixters y sus deportivos.



La jornada culminó con la esperada Driver’s Ceremony. Esta cena de gala tuvo lugar en Auma, un local de estética moderna que combina alta gastronomía con un entorno sensorial de pantallas inmersivas y sonido envolvente. Fue una noche vibrante, de homenajes y reconocimientos: a los rookies por su valentía y a los Legendarios por su fidelidad. El broche de oro lo puso un espectáculo musical al estilo cabaret, dando por inaugurada oficialmente la aventura.



Día 3 – En busca de la Transfăgărășan


El sábado 28 de junio comenzó la verdadera ruta de conducción. Se iniciaba así la rutina que se repetiría a lo largo de toda la semana incluyendo la logística que permite que los Sixters entreguen sus maletas por la mañana y las encuentren en la habitación del siguiente hotel, ya que los superdeportivos apenas permiten equipaje. La jornada los llevó desde Bucarest hasta Cluj-Napoca, cruzando la mítica carretera Transfăgărășan, considerada por muchos como la más espectacular del mundo.



Aunque el tiempo se tornó gris y la niebla envolvió el ascenso al Lago Balea, el espíritu de la ruta no decayó. La presencia de osos en la carretera de ascenso dejó momentos que los sixters nuncs olvidarán. El grupo hizo una parada para comer mientras los coches quedaban aparcados en una zona reservada, aunque la imponente vista panorámica de la Transfăgărășan permaneció oculta entre nubes.



Por la tarde, la caravana siguió su camino entre campos y carreteras secundarias hasta llegar a Salina Turda, una antigua mina de sal convertida en centro turístico subterráneo. Reservada en exclusiva para los Sixters, ofreció un descenso único a más de 100 metros bajo tierra, donde se pudo conocer su historia y curiosidades geológicas en un entorno que parece sacado de otro planeta.


La etapa concluyó en el Hotel Platinia de Cluj-Napoca, donde los motores descansaron… pero no así los Sixters. La jornada cerró con una animada cena en el restaurante Chios, junto a un lago, donde las anécdotas de carretera y los primeros lazos del grupo siguieron forjándose.



Día 4 – De los Cárpatos al Danubio


La cuarta jornada llevó a los Sixters desde Cluj-Napoca hasta Belgrado, en Serbia, con dos grandes hitos por el camino. En primer lugar, el recorrido por la Transalpina, la carretera más alta de Rumanía y, para muchos, aún más gratificante que la Transfăgărășan por su trazado más fluido, menor tráfico y paisajes amplios de alta montaña.


En ruta se realizaron varias paradas de agrupamiento y avituallamiento, momentos esenciales para compartir impresiones, estirar las piernas y disfrutar de algún refrigerio preparado por la organización. La comida tuvo lugar en Taberna Sârbului, junto al Danubio, marcando la entrada a una nueva etapa del tour.



Ya por la tarde, tras cruzar la frontera con Serbia, la ruta se desvió por la espectacular carretera 34, una joya escondida que serpentea junto al Danubio, sorprendiendo por su belleza escénica. Sin embargo, la aventura tomó un giro inesperado: un incendio en la zona obligó a improvisar una nueva ruta. Lejos de suponer un problema, fue uno de esos momentos donde el espíritu del tour sale a relucir: comunicación constante mediante la app con función walkie-talkie, trabajo en equipo y la certeza de que, en cada giro imprevisto, hay una historia que contar.


Finalmente, los coches llegaron a Belgrado, donde el recién estrenado Hotel Saint Regis los recibió con toda su majestuosidad. Varios deportivos quedaron expuestos en la entrada, sorprendiendo incluso a los propios habitantes de la ciudad. La cena, en el restaurante de moda Bottega, fue una celebración en toda regla: buena comida, ambiente festivo y hasta baile junto a las mesas.



Día 5 – Ingenieros, curvas y descanso en Austria


La quinta jornada era una transición entre el este de Europa y el corazón del continente. Tras dejar Serbia atrás, la primera parada fue Zagreb, donde los Sixters visitaron nada menos que el Campus de Rimac Automobili. Esta firma, que ha revolucionado el panorama de la automoción eléctrica, recibió al grupo con honores. Los participantes fueron guiados por las instalaciones donde se desarrollan modelos como el Rimac Nevera y el futuro Bugatti Tourbillon.


El mismísimo Mate Rimac, CEO de Bugatti Rimac, ejerció de anfitrión, mostrando incluso su colección privada de coches. La visita se completó con un almuerzo tipo catering en la cantina de la fábrica, convirtiendo este alto en el camino en uno de los puntos álgidos del tour.



Por la tarde, los Sixters se dividieron en dos opciones: quienes preferían relajarse, tomaron la ruta directa hacia el lujoso Hotel Reiters Supreme 5★, en Austria, donde les esperaba un completo spa. Otros, que seguían con ganas de curvas tras las dos primeras jornadas, eligieron seguir al coche zero por un tramo de montaña con curvas desde Eslovenia hasta Austria, para cerrar el día entre paisajes alpinos.


La cena se celebró en el mismo hotel, ofreciendo una noche de descanso bien merecido. Este fue el único punto del recorrido donde el grupo se alojó durante dos noches consecutivas, permitiendo un pequeño respiro en medio de la intensa travesía.



Día 6 – KTM, curvas y albornoces: Austria en estado puro


La sexta jornada del Europe Tour transcurrió íntegramente en tierras austriacas, un país que ofreció todo lo necesario para combinar conducción, cultura automovilística, paisajes inolvidables y el toque de humor y camaradería que define el espíritu sixter. Como colofón, los Sixters volvían a dormir en el Hotel Reiters Supreme, lo que les permitió disfrutar la jornada con mayor libertad y sin las prisas del check-out.


La mañana arrancó con una ruta de conducción por la zona de Sommeralm, un paraíso de curvas envuelto en verdes colinas y cielos despejados. Los tramos revirados, el asfalto impecable y las vistas infinitas crearon el entorno perfecto para que los sixters y sus deportivos sacaran lo mejor de sí mismos.



El destino de esta primera etapa era la fábrica de KTM X-BOW en Graz. Allí les esperaba una experiencia exclusiva. El representante de KTM X-BOW en España y el director general de la fábrica fueron los anfitriones de una visita inolvidable. Para abrir boca, se destaparon varias unidades del impresionante KTM X-BOW GT-XR, una auténtica bestia homologada para calle, nacida directamente de los circuitos. Este modelo representa la filosofía radical de KTM: ligereza extrema, ingeniería enfocada a la experiencia de conducción pura, y una estética brutalista que no deja indiferente a nadie.



Tras la bienvenida, los Sixters pudieron recorrer libremente la fábrica, donde todos los equipos de producción se volcaron con la visita, ofreciendo detalles y explicaciones en un ambiente cercano y entusiasta. La imagen de grupo frente a la entrada principal, con los superdeportivos alineados liderados por un GT-XR, quedó inmortalizada como una de las postales icónicas del tour.


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La jornada continuó con una nueva ruta hasta Weinschloss Thaller, una bodega familiar situada entre viñedos que abrió sus puertas en exclusiva para los Sixters. A su llegada, un cocktail de bienvenida amenizado por dos músicos que tocaban instrumentos artesanales hechos con materiales reciclados marcó el tono distendido y original de la velada. Como guiño a la cultura local, se les entregó a todos un sombrero tirolés verde, que desató sonrisas y selfies por igual.


La comida fue tan memorable como el entorno: platos típicos austriacos con un toque gourmet, servidos en un agradable patio situado dentro de la principal edificación de la bodega. En la entrada, quedaron expuestos el KTM X-BOW, el Mercedes-AMG GT coche zero, y un impresionante AMG GT Black Series de uno de los Sixters, dando ese toque racing que contrastaba con una comida tan típica.



La tarde ofreció un momento de pausa muy esperado: unas horas libres para disfrutar del spa del hotel Reiters Supreme, recargar energías y prepararse para una de las tradiciones más divertidas y esperadas del Europe Tour…


Ruta del Albornoz – Cuando conducir también es un show


Caída la tarde, los Sixters se citaron en el hall del hotel para dar comienzo a la ya mítica “Ruta del Albornoz”, una tradición instaurada por la propia comunidad y que no para de crecer en popularidad edición tras edición. Vestidos con los albornoces del hotel —personalizados con una chapa 6to6 entregada antes de salir—, los participantes se pusieron al volante para una ruta al atardecer tan divertida como surrealista.


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La caravana de deportivos avanzó entre montañas y pueblos hasta llegar a Steyersberger Schwaig, una cabaña de madera perdida entre los prados a 5 kilómetros del núcleo urbano más cercano. Allí les esperaba una banda tradicional que animó el cocktail de bienvenida en un entorno puramente alpino: vacas pastando, verdes infinitos, cerveza local y muchas risas.


La cena, servida en el interior de la cabaña, fue sencilla pero auténtica, reforzando el contraste entre el glamour de los superdeportivos y la rusticidad del entorno. Un contraste que define a la perfección la esencia del Europe Tour: lujo, motor, amistad y experiencias únicas.



Al volver al volante, ya de noche, la ruta fue igual de divertida. Algunos sixters, todavía con energía, optaron incluso por repetir el tramo de ida en sentido inverso, estirando la jornada de conducción hasta el último momento. Una muestra más del entusiasmo y pasión que mueve a esta comunidad: el viaje es tan importante como el destino.


Día 7 – De los Alpes al Adriático: curvas, canales y una noche mágica en Venecia


La séptima jornada del Europe Tour recuperó la rutina que define el espíritu de esta aventura sobre ruedas: desayuno, check-out, entrega de maletas y contacto con el volante. Esta vez, el objetivo era ambicioso y cargado de contrastes: abandonar los verdes valles austriacos, cruzar Eslovenia de norte a sur y terminar la jornada navegando por los canales de Venecia hasta una cena inolvidable junto a la Piazza San Marco.


La mañana comenzó con una salida directa desde el hotel Reiters Supreme, cruzando la frontera austriaca por el paso de Sadnikar. Este tramo, lejos de ser tranquilo, se convirtió en una suerte de gymkana improvisada, plagada de obras, tramos estrechos y obstáculos que pusieron a prueba la pericia al volante y la buena coordinación del grupo. Sin embargo, como ya es costumbre en el tour, cada imprevisto se convierte en parte de la aventura.



La parada del mediodía fue en el Korona Resort de Kranjska Gora, en el norte de Eslovenia. Este encantador pueblo de montaña está situado a los pies del mítico paso de Vršič, una de las carreteras más emblemáticas del país y un auténtico desafío para cualquier conductor. Con sus 50 curvas numeradas y adoquinadas, este paso de montaña —el más alto de Eslovenia— fue originalmente construido por prisioneros rusos durante la Primera Guerra Mundial, lo que añade un peso histórico a cada viraje.


La comida fue temprana, y consistía en un completo buffet, pensado para reponer fuerzas antes de afrontar una de las rutas más espectaculares del tour.



Por la tarde, los Sixters se adentraron en el ascenso al Vršič, donde el equipo media se adelantó estratégicamente para captar algunas de las tomas más espectaculares de toda la edición. A medida que los coches devoraban curvas, el paisaje se transformaba: de la rudeza alpina se pasó al verdor del valle del río Soča, con su agua cristalina y sus imponentes montañas eslovenas enmarcando cada kilómetro.


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Ya con el sol en descenso, los deportivos fueron llegando al parking Tronchetto de Venecia, donde el equipo de seguridad de 6to6, desplazado especialmente desde España, ya les esperaba para custodiar los vehículos. Todo estaba calculado para que los Sixters solo tuvieran que preocuparse de disfrutar.


Venecia – Navegar hacia la elegancia


Desde el aparcamiento, los Sixters caminaron hasta el muelle, donde les esperaban taxi boats privados. La travesía por el Gran Canal, navegando en plena “hora dorada”, fue uno de esos momentos que difícilmente se olvidan. Venecia se desplegaba frente a ellos, majestuosa y serena, mientras los barcos los conducían hasta el Hotel Hilton Molino Stucky.



Este hotel, ubicado en la isla de Giudecca, ocupa un antiguo molino harinero restaurado, un edificio histórico que hoy combina su arquitectura industrial del siglo XIX con la elegancia contemporánea de un cinco estrellas. Allí, en un patio reservado, se ofreció un cocktail de bienvenida y se realizó la entrega de llaves de las habitaciones. Algunos Sixters no perdieron la oportunidad de subir al rooftop para disfrutar de la piscina con vistas al skyline veneciano, mientras otros se dedicaron a pasear tranquilamente por los callejones y canales.


Ya entrada la noche, los participantes se reencontraron en el muelle del hotel para una nueva travesía nocturna. La Piazza San Marco les recibió en todo su esplendor, con la basílica iluminada y el sonido del agua acariciando las orillas. Tras una foto de grupo que capturó el espíritu de esta jornada tan especial, se dirigieron al restaurante La Caravella, uno de los más emblemáticos de la ciudad.



Ubicado en el antiguo arsenal de un galeón del siglo XVII, La Caravella ha sido durante décadas un referente de la gastronomía veneciana. La cena, ambientada con música en vivo a cargo de un saxofonista, fue íntima y elegante, ofreciendo la mejor atmósfera para una noche veneciana.


Al finalizar, un nuevo trayecto en barco los devolvió al hotel. La jornada, larga pero llena de contrastes, había concluido.



En esta parada tan especial se unieron al grupo varias parejas de Sixters, que habían viajado solos en las etapas anteriores. Fue el momento perfecto para disfrutar juntos de las últimas etapas del viaje: el legendario circuito de Monza y la esperada fiesta final en Milán. El Europe Tour entraba en su recta final, pero aún le quedaban emociones por regalar.


Día 8 – Monza & Milán: rugido final y celebración por todo lo alto


El Europe Tour 2025 llegaba a su última jornada, pero aún guardaba uno de los platos fuertes del tour: el esperado trackday en exclusiva en el Autodromo Nazionale di Monza. Una ocasión única para los sixters de conocer y disfrutar este templo del

motor al volante de sus deportivos.


Rodar en Monza —el mítico “templo de la velocidad”— es un privilegio reservado a muy pocos. Con más de 100 años de historia, este circuito ha sido testigo de innumerables gestas en la Fórmula 1 y conserva aún parte de su trazado original, como las curvas de peralte de la antigua pista. En este lugar, la velocidad no es solo una medida: es una emoción compartida por generaciones de pilotos y aficionados.



Del Gran Canal a la recta de meta


Los Sixters iniciaron la jornada abandonando Venecia en barco privado, dejando atrás la magia de los canales para ponerse al volante una vez más. El destino: Monza. El trayecto, a pesar de las retenciones y el tráfico denso que caracterizan los accesos a Milán, no logró empañar la expectación por lo que estaba por venir.


A su llegada al circuito, los deportivos fueron aparcados directamente en el pit lane, que quedó completamente lleno: una imagen impactante que resumía la magnitud de esta edición, con más de 80 superdeportivos alineados en boxes. Mientras tanto, los Sixters se dirigieron a una sala privada donde se sirvió una comida ligera antes de la acción en pista.



Tras el briefing reglamentario, llegó el momento: el trackday de Monza. La jornada comenzó con una vuelta de formación para todos los coches, culminando en una foto de grupo sobre la recta de meta, un instante para el recuerdo inmortalizado por el equipo media desde todos los ángulos posibles. Luego, tres vueltas para que todos los participantes tuvieran una foto de recuerdo de su coche en el circuito lideradas por el media car, y a partir de ahí, más de tres horas de pista abierta para dar rienda suelta a la adrenalina y al rugido de los motores.


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La pista fue testigo de adelantamientos espectaculares, derrapes controlados y una camaradería envidiable entre los Sixters, que aprovecharon hasta el último minuto para exprimir al máximo sus máquinas en un entorno seguro, controlado y absolutamente legendario.



Última Etapa: Milán y el broche final


Con la caída del sol, la actividad en pista llegaba a su fin y también lo hacía la ruta. Los coches, exhaustos tras la jornada en circuito, fueron entregados a los camiones logísticos que los devolverían a España. Mientras tanto, los Sixters eran trasladados en transfer al Hotel Excelsior Gallia, uno de los establecimientos más icónicos y elegantes de Milán.


En ese tramo final del día, el cielo quiso recordar que las emociones no solo llegan sobre el asfalto: una tormenta intensa, con lluvia torrencial y granizo incluido, sorprendió a los últimos que abandonaron el circuito. Por suerte, el temporal no interfirió con la jornada de pista, que ya estaba prácticamente concluida.



El cierre del Europe Tour merecía una celebración a la altura, y así fue.


La noche final tuvo lugar en el exclusivo y sofisticado Philipp’s Club, reservado en exclusiva para la ocasión. Este espacio, que combina gastronomía de alto nivel con ambientación de club privado, fue transformado para convertirse en el epicentro de la fiesta Sixter.



Durante la cena, la organización entregó los premios más simbólicos del tour:

  • Sixter del Año

  • Rookie del Año

  • Carácter Sixter

  • Mejor caracterización (el coche y/o outfit más tematizado del tour, votado por los propios Sixters)


Entre aplausos, ovaciones y risas, se presentó también el recorrido de la próxima edición del Europe Tour 2026, que promete llevar la emoción de Sicilia hasta Ámsterdam. Una travesía que, sin duda, ya comienza a encender ilusiones.



Pero la noche no terminó con la cena. Poco a poco, el club se transformó: las luces bajaron, la música subió, y las mesas se llenaron de botellas celebrando. La pista de baile se convirtió en el nuevo trazado donde los Sixters celebraron, rieron y brindaron por una edición inolvidable.



Una despedida… que es solo el comienzo


Con esta última noche en Milán, el Europe Tour 2025 llegó a su fin. Atrás quedan más de 3.000 kilómetros, rutas de leyenda, comidas memorables, puertos de montaña, risas compartidas, contratiempos resueltos y, sobre todo, una comunidad unida por la pasión al volante.


Este año, además, tiene un sabor especial: 6to6 celebra su 20º aniversario, y lo hace con una gira que ha demostrado por qué es mucho más que un evento. Es un estilo de vida. Un viaje. Una familia.



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